A pesar de que a finales de la década de 1970 las propiedades nutricionales del amaranto – nativo de tierras mexicanas – fueron develadas por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), en nuestro país aún continuamos sin aprovechar los múltiples beneficios de este prodigioso minigrano.
En el escenario actual – que cada vez se torna más nebuloso por la pérdida de seguridad y soberanía alimentarias, el abandono del campo, el incremento de la pobreza, la desnutrición y la emergencia epidemiológica por diabetes mellitus y obesidad –, nuestro sistema alimentario está en manos del mercado.
Lejos de garantizar nuestro derecho al abasto de alimentos suficientes, nutritivos, de calidad e inocuos, por medio de un desarrollo rural integral y sustentable, privilegia tanto la voracidad de la industria de alimentos procesados como la de las empresas agropecuarias.
En el siguiente PDF puedes ver la publicación completa:
Suplemento La Jornada del Campo #113 / Amaraintos (el que no se marchita, el que no muere)
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